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12 de agosto de 2016

5 motivos para no mentir a nuestros hijos

¿Por qué no mentir a nuestros hijos?

A menudo les pedimos cosas a nuestros hijos que nosotros mismos no cumplimos. Si queremos que nuestros hijos, por ejemplo, no mientan no hay mayor herramienta para conseguirlo que el propio ejemplo. ¿Queréis más motivos para no mentir a vuestros hijos? Os los contamos. 

Si nos paramos a pensar un momento seguro que encontramos un buen número de cosas que le pedimos a nuestros hijos una y otra vez y que nosotros mismos no hacemos. Comer de forma correcta, mantener una postura saludable, tener empatía con los demás… Y, por supuesto, la reina de las peticiones: no mentir.

Sin embargo, somos nosotros los primeros que lanzamos alguna que otra mentira a nuestros hijos. Son pequeñas o grandes mentiras, pero engaños al fin y al cabo que están integrados de forma magistral en muchos actos y situaciones de nuestro día a día sin que apenas nos demos cuenta.

Mentir a nuestros hijos tiene efectos en ellos y por muy pequeñas que sean esas mentiras, siempre es mejor evitarlas.

Los hijos repiten los actos de los padres y, por tanto, también repetirán este tipo de acciones porque lo han visto antes en nosotros. Pero hay más motivos para no mentir a nuestros hijos:

  • Porque es injusto. A nadie le gustan las mentiras, de hecho nos da una rabia tremenda enterarnos de que nos han mentido. Es una situación injusta que a la larga va a general malestar en el niño y que es fácil de evitar, ¿por qué no intentarlo?

  • Porque desilusiona. Si hay algo que sabes que no vas a cumplir no lo prometas porque eso también es un engaño, y la desilusión que trae consigo es enorme. Al final es peor arreglar esto, y más complicado, que ir siempre con la verdad por delante.

  • Por respeto. Esto es algo primordial que a menudo se nos olvida y que deberíamos tener muy presente. Los niños merecen el mismo respeto que los adultos y la mentira es una forma de faltar al respeto.

  • Porque no van a confiar en nosotros. Esta es una consecuencia muy común y, además, tremendamente dañina para la comunicación con nuestros hijos. En muchas ocasiones lanzamos premisas como “Venga que cuando lleguemos a casa vamos a hacer X” o “Corre, que va a venir fulanito” cuando realmente sabemos que eso no va a ocurrir. De nuevo, provocamos las consecuencias anteriores (injusticia, desilusión y falta de respeto) y añadimos que los niños van a terminar por dejar de creernos y, por ende, de confiar en nosotros. Es mejor que seamos sus referentes, sus personas de confianza y de las que se pueden fiar, ¿no?

  • Porque estamos incluyendo la mentira en la familia. Aunque parezca algo sin importancia, incluir la mentira en la comunicación familiar es negativo para todos porque, al final, lo que les estamos enseñando a nuestros hijos es que la mentira es aceptable. Les hacemos creer que se puede cambiar la realidad para nuestro beneficio. ¿Queremos eso?

¿Nos proponemos el reto de no mentir a nuestros hijos? Merece la pena, ¿no os parece?

* En Crece Bien somos profesionales con amplia experiencia en inteligencia emocional. Si tienes alguna duda o necesitas alguna recomendación, te animamos a que contactes con nosotros, estaremos encantados de atenderte. informacion@crecebien.es 910 002 602