
Un estudio de la Universidad de Stanford destaca que los niños que aprenden a gestionar pequeños fracasos desarrollan una “mentalidad de crecimiento”, lo que significa que ven los desafíos como oportunidades para mejorar. Por el contrario, evitar cualquier posibilidad de fracaso puede llevar a una “mentalidad fija”, donde temen intentarlo por miedo a fallar.
Beneficios del fracaso en el desarrollo:
Fortalece la resiliencia: Cada fracaso supera fortalece la capacidad del niño para enfrentar futuros retos.
Promueve la autonomía: Al buscar soluciones por sí mismos, desarrollan confianza en sus capacidades.
Construye autoestima saludable: Superar dificultades refuerza su percepción de valor personal.
Consejos para acompañarlos:
Habla sobre tus propios errores: Compartir cómo superaste dificultades ayuda a normalizar el fracaso como parte de la vida.
Establece un entorno seguro para fallar: Dales espacio para experimentar sin miedo a las consecuencias. Por ejemplo, déjales intentar algo nuevo sin corregirles inmediatamente.
Refuerza el esfuerzo: Enséñales que lo importante no es evitar errores, sino el esfuerzo y la actitud que ponen en cada tarea.
En Crece Bien, ayudamos a las familias a abrazar el error como una oportunidad de aprendizaje, mostrando que el camino hacia el éxito está lleno de desafíos, pero también de logros personales.