Cada 2 de abril celebramos el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo para poner de relieve la necesidad de contribuir a la mejora de las personas que sufren autismo y a sus familiares.
Pero empecemos por el principio: ¿qué es el autismo? El autismo es un trastorno que comienza en la niñez y afecta toda la vida, influye en la manera de relacionarse con los demás y al comportamiento. Hay muchas manifestaciones. Por ejemplo, podemos encontrar personas con autismo que tienen dificultad al entender el doble sentido de una frase o casos en los que los niños no muestran ningún interés en relacionarse con los demás. También las personas con este tipo de trastorno suelen mostrar dificultad a la hora de salir de sus rutinas.
El autismo empieza a ser evidente a los dos años. El diagnostico precoz en este trastorno es muy importante por ello es fundamental contactar con un profesional cuando veamos algunos signos de alerta. ¿Qué signos nos pueden alertar de que nuestro hijo/a sufre autismo?
Algunos de los signos que no pueden alertar de que hay un problema son los siguientes:
- No muestra interés en los demás. Por ejemplo: no miran cuando alguien señala algo o si ve a otro niño no muestra interés en él.
- Le cuesta deja de prestar atención a algo. Por ejemplo, sí el niño esta con algún objeto y los padres le llaman pero el niños muestra dificultad a la hora de dejar el objeto y atender a los padres.
- Falta de comunicación. Por ejemplo; emite muy pocas palabras o no dice adiós con la mano.
- Falta de juego simbólico, como por ejemplo no juega a darles de comer a los muñecos, a vestirlos…
- Muestra mucha sensibilidad a ruidos o luces, por ejemplo se tapa los oídos cuando hay ruido y llora.
- Se irritan mucho cuando hay un pequeño cambio en la rutina.
Una intervención personalizada
En este tipo de trastorno es fundamental comenzar una intervención cuanto antes y realizar una evaluación completa de las capacidades del niño. El espectro autista es muy amplio y en cada niño es diferente, existe diferentes grados de autismo, por lo que no hay una forma general de acompañar a un niño con autismo sino que se necesita conocer cada niño y realizar una intervención específica para cada caso.
Es fundamental informar a las familias de qué es el autismo y concretar cuales son los aspectos en las que sus hijos tienen dificultades. Una vez que las familias conocen cuales son las dificultades de sus hijos le permitirán mejor realizar un acompañamiento diario. Este acompañamiento dependerá de cada caso, pero siempre es importante saber que para los niños con autismo es más difícil realizar algunas tareas relacionadas con las interacciones sociales por lo debemos ser paciente y adaptar el aprendizaje a su capacidad, sin olvidar que algo que a nosotros nos resulta muy fácil para ellos suponen un gran reto.
Gema Fuentes, psicóloga de Centros Crece Bien
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