Cada mañana lo mismo: gritos, carreras, estrés y enfados. No hay una receta mágica para que las mañanas sean menos estresantes pero sí hay muchas ideas que van a contribuir a que sean más fáciles. Os las contamos.
Las mañanas se convierten en una verdadera carrera de obstáculos en muchos hogares. Cuesta levantar a los peques (y no tan peques), cuesta desayunar, cuesta vestirse y cuesta salir de casa. La desesperación se apodera de esos adultos con un día largo por delante, muchas que hacer y un horario muy estricto para todo. ¡Respiremos!
Se puede intentar hacer un poco más fáciles las mañanas. No hay una receta mágica pero sí hay estrategias que pueden ayudarnos a conseguir bajar ese estrés que termina perjudicando a todos los miembros de la familia y que, inevitablemente, afecta a la relación con nuestros hijos.
Recomendaciones para que las mañanas sean menos estresantes
- Deja preparado todo la noche anterior. Algo tan sencillo como esto facilita enormemente las mañanas. Prepara la ropa que os vais a poner y deja en la entrada las mochilas, bolsas, llaves y todo lo que necesitéis llevaros. En el baño también puedes dejar a mano peines, cepillo de dientes, toalla para secar la cara…
- Organiza la mesa del desayuno. Poner los platos, las tazas, dejar fuera el tostador, las servilletas, el pan y los cubiertos nos ahorra mucho tiempo por la mañana y facilita que desayunemos de manera más saludable. ¿Ideas para un desayuno saludable? Tienes unas cuantas ideas en este enlace.
- Adapta un reloj con tiempos marcados. Esto ayuda mucho a que los más pequeños tengan conciencia del tiempo que emplean para cada cosa. Podéis comparar un reloj de cocina barato (en Ikea tienen alguno por menos de 5 euros) y pintar su interior marcando los tiempos para levantarse, desayunar, vestirse y salir.
- Acostaros antes por la noche. Es habitual escuchar a muchas familias cenando a las 10 de la noche. Si queremos que los niños, y nosotros, descansemos el tiempo necesario debemos adelantar nuestros horarios. Cenar alrededor de las 8 de la tarde nos permite una cena más calmada, con menos prisas, pero también llegar a la cama mucho antes. Al principio puede costarnos adelantar los horarios pero se nota tanto que merece mucho la pena cambiar de hábitos.
- Intentad relativizar. Ocurre muchas veces que hay cosas que vemos como irrenunciables, imprescindibles, pero que luego en realidad no lo son tanto. Aprender a ser flexibles y a relativizar nos ayudará también por las mañanas cuando alguno de nuestros hijos se levante de mal humor o las cosas no salgan según nuestras previsiones. Nada es perfecto, y mucho menos lo es la crianza y la educación de los hijos. Las mañanas para ir al cole, tampoco.
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