Muchos padres luchan para que sus hijos adolescentes estudien. Y entre ellos algunos sienten que las recompensas son la mejor manera de motivar a sus hijos (por ejemplo regalarle algún juego después de recibir las notas) y otros creen que si suspenden lo mejor es restringir los privilegios de sus hijos ( fuera móvil o salidas con amigos).
Analicemos un poco este tema:
Recompensar a nuestros hijos por su esfuerzo es a veces una buen opción para motivarlo, pero recompensar bien no es sencillo… lo ideal es qué están recompensas sean acorde con el esfuerzo que hacen, en el momento adecuado y por los medios idóneos ( siempre es mejor que se recompense con algo más relacionado con pasar tiempo de ocio qué con conseguir algo material) Por ejemplo; cuando termines los deberes de hoy vamos a jugar en familia todos juntos a tu juego preferido.
Por otro lado, algunos padres sienten que recompensar a los niños por hacer algo “ensucia” la verdadera razón de la tarea , y piensan que recompensar a los niños por buenas calificaciones fomenta la dependencia de factores externos en lugar de motivaciones internas. Puede ser…sin embargo ¿no es común que a las personas adultas nos motiva que valoren nuestros esfuerzos? A los adultos nos gusta que en el trabajo nuestro/a jefe/a o algún compañero nos diga por ejemplo “Bien hecho” ( Amén de alguna gratificación económica periódica). En este punto lo importante es el sentido común, que el esfuerzo sea proporcional a la recompensa, y recordar que muchas veces una recompensa puede ser decir; “Bien hecho”.
Las dos estrategias bien hechas suman.
Además del tema de recompensar, hay otras medidas que pueden hacer que el adolescente estudie más, como por ejemplo:
- Establecer un horario claro y consensuado para que lo siga cada mes. Crear un horario ayudara a que los estudiantes logren desarrollar un hábito de estudio, y en él es importante dejar tiempo para descansar (tener en cuenta que al menos se debe de hacer un descanso de 5 minutos cada 50 ). Es fundamental crear el horario con el adolescente para que sea él quien se comprometa a cumplirlo. Lamentablemente es común que no lo ponga en práctica al principio. En estos casos, lo ideal es sentarnos con él para comprobar que le ha impedido cumplir el horario y buscar soluciones conjuntas y podemos aplicar la retirada de privilegios; Imaginemos el caso de un adolescente que no ha seguido el horario porque ha estado toda la tarde jugando a la consola, sería ideal hablar con él y negociar que los video juegos solo se usarán un tiempo limitado los fines de semana. Lo importante es que estas restricciones no sean un castigo sino una consecuencia y o una solución.
- Y si, en este tema hay mucha negociación, y ésta es a veces difícil de digerir, pero el “ordeno y mando” en el que nos hemos educado muchos, no es la mejor estrategia si buscamos adultos capaces de automotivarse, de llegar a acuerdos, de responsabilizarse de sus decisiones, etc
- También es importante tener un rato a la semana para que nuestros hijos nos cuenten que es lo que han aprendido en el instituto, nos diga que tema le parece más interesante o cual cree que le puede ser más útil en un futuro. De esta forma, haremos que nuestros hijos reflexionen sobre sus gustos, las materias que le gustan más y las que considera más importante, y no sea lo que aprende algo que solo deba de memorizar y plasmar en un examen.
Enseñemos a nuestros hijos lo valiosa que es la educación y ayudémosles a sentirse motivados internamente a través de elogios y aliento. En Crece Bien no decimos que educar sea fácil, pero sí siempre vale la pena.
Vosotros y vosotras ¿Qué opináis?