Es muy recomendable desde el punto de vista psicológico transmitir valores personales a los hijos en casa, a través de juegos y dinámicas divertidas e instructivas. Un ambiente familiar donde el niño se siente seguro y cómodo es un lugar ideal para aprender, reforzar y practicar la Inteligencia Emocional.
Los padres deben ser conscientes de la influencia que ejercen sobre los hijos/as a lo largo de las diferentes etapas, ellos perciben todo lo que los adultos hacemos. Acompañarles en la interiorización de reglas, valores y juicios es parte importante del desarrollo social y moral. Los padres podemos ayudarles a conseguir que las reglas convencionales, buenas costumbres, normas básicas de convivencia y el respeto por los demás sean adquiridas fácilmente ya que somos el principal ejemplo de imitación.
Como ya hemos explicado anteriormente en nuestro blog, la Inteligencia Emocional se adquiere con el tiempo y el entrenamiento adecuado de las habilidades sociales y las emociones, y el ambiente familiar es de extrema importancia para lograr un correcto desarrollo de las competencias personales y sociales.
Os dejamos algunos ejemplos de juegos y dinámicas para practicar en familia.
Personajes de cuento
En esta actividad trataremos la empatía (ponernos en el lugar del otro).
- Elegimos un cuento, por ejemplo “Caperucita Roja”.
- A cada personaje del cuento le ponemos 5 o 6 adjetivos que le definan. En nuestro ejemplo Caperucita es una niña alegre, simpática, feliz, que disfruta de las cosas y por eso a veces se distrae y también es confiada. El lobo es mentiroso, astuto, fuerte, tramposo y glotón. La abuelita es cariñosa, curiosa, confiada, débil y simpática. El cazador es fuerte, listo, rápido, habilidoso y protector.
- Representaremos el cuento como si fuera una obra de teatro, pero cada uno hará del personaje con el que menos se identifique. En nuestro caso quién se haya identificado con Caperucita, representará al lobo.
- Por último, después de la representación, cada uno explicará cómo se ha sentido al interpretar al personaje.
- Otros cuentos para jugar pueden ser: Los tres cerditos, Ricitos de oro, Blancanieves y los siete enanitos, La casita de chocolate, El flautista de Hamelin…
Palabras de amor
Con esta actividad desarrollaremos las habilidades sociales en general.
- Buscamos las palabras que más nos gustan y que nos hagan sentir bien, que nos ayuden a ser amables con los demás, a demostrarles nuestro cariño y con las que podamos resolver mejor los problemas.
- Luego hacemos entre todos un cartel con esas palabras y las rodeamos de corazones, círculos, estrellas, flores… todo lo que más nos guste y lo coloreamos para que quede muy bonito.
- Colgamos nuestro mural en un sitio que se vea bien, para poder ir a buscar estas palabras cuando las necesitemos.
- Al final comentaremos con los demás si nos gusta más que nos hablen con estas palabras amables y si hemos notado en algo la diferencia en la forma de relacionarnos unos con otros.
El color más bonito
Aquí trataremos el sentimiento de pertenencia al grupo y aumentaremos los lazos de unión.
- Comenzaremos contando esta historia: En la caja de colores, cada lápiz siente que él es el color más bonito y más importante de todos y desprecia a los demás colores. También cada uno de nosotros tenemos nuestro color favorito y pensamos que es el mejor, incluso decimos de algún otro color que no nos gusta. Pero veamos a continuación que pasa cuando coloreamos un dibujo…
- Coloreamos un dibujo de su color favorito, pero sólo utilizaremos ese color.
- Después le animaremos a que coloree en otra hoja, el mismo dibujo, pero utilizando los colores que quiera y necesite para darle a cada elemento el color más adecuado.
- Cuando estén terminados los dos dibujos, veremos la diferencia que hay entre ellos. Apreciaremos la riqueza que adquiere el dibujo cuando están todos los colores presentes, la importancia que tiene cada color, la personalidad de cada uno, su intensidad, su necesidad para diferenciar los distintos elementos y cómo cambia el conjunto.
- Ahora vamos a pensar en nuestra familia y vamos a decirles a los demás por qué son importantes y especiales para nosotros y para toda la familia. También escucharemos lo que los demás piensan sobre nosotros. ¿Sabías lo importante que eres para los demás? Recuerda siempre las cosas buenas que los demás ven en ti.
Las fichas de póker
Trabaja dos aspectos clave en la Inteligencia Emocional: la autoestima y la detección/expresión de emociones y sentimientos. Al mismo tiempo, favorece la creación de “espacios” familiares en los que poder hablar de lo que hay por debajo de nuestras acciones: las emociones.
Para realizarlo necesitamos: fichas de colores o formas distintas (pueden ser fichas de póker, del “conecta 4″, de parchís…), un recipiente (vasija, bol, caja grande…) y un saquito, cajita o bolsa pequeña para cada miembro de la familia.
Las fichas representan las cosas que hacen crecer o disminuir la autoestima de cada una de las personas de la familia, es decir, lo que nos gusta y nos hace sentir bien y lo que no. Se sitúan todas en el recipiente grande. Alrededor del mismo, situaremos las bolsitas o cajas individuales, cada una con el nombre de la persona a la que corresponda.
Cada noche, en el momento que se decida como el más adecuado, cada uno de los miembros de la familia, de uno en uno, irá dando una ficha a cada persona con la que haya vivido una situación en la que éste o ésta le haya hecho sentir bien, verbalizando dicha situación, por ejemplo: “le doy una ficha a Carla porque me he sentido orgulloso de ella cuando ha guardado parte de las golosinas que le han dado en el cumple para su hermano”. Esa ficha se guarda en la caja o la bolsa de la persona que la recibe.
Por otro lado, cada persona se quitará a sí misma una ficha por cada situación en la que alguien de la familia le haya hecho sentir mal, por ejemplo: “me quito una ficha porque hoy me he puesto triste cuando papá me ha gritado”.
Hay que tener claras tres normas básicas:
- No puedo quitar fichas a nadie, sólo a mí mismo/a.
- No puedo coger fichas, sólo regalarlas a otra persona.
- En ambos casos he de expresar, por un lado, el hecho concreto y, por otro cómo éste me ha hecho sentir (especificar la emoción o el sentimiento concretos
Qué interesantes recursos y qué genial empleo… siempre he pensado que un juguete por más simple que sea, si tiene un propósito educativo se convierte en material didáctico. Esto es un claro ejemplo de cómo la sencillez de un cuento con una estrategia muy clara puede ser un gran recursos para la educación en valores y contribuir a desarrollar la inteligencia emocional. Gracias!!!
¡Gracias Margarita! 🙂