Si, la pandemia ha vuelto a la gente más irritable.
Médicos, camareros, taxistas o empleados de banca y de ‘call centers’, así como otros profesionales que trabajan de cara al público, corroboran este empeoramiento del estado anímico de la población. Es algo que probablemente vemos en las consultas, en la calle, y en nuestro día a día.
Uno de los primeros momentos en que empezamos a observar este fenómeno fue cuando se levantaron las restricciones y reabrió el ocio nocturno. Vimos que los jóvenes salían de fiesta más nerviosos y agresivos, con comportamientos más extremos. Solo hace falta ver el aumento de las intervenciones de emergencia o los ingresos psiquiátricos desde entonces para ver qué está ocurriendo.
El confinamiento fué en muchos casos una experiencia desagradable para quienes la vivieron: separación de los seres queridos, pérdida de libertad, incertidumbre sobre el estado de la epidemia y aburrimiento, son algunas de las situaciones que tuvimos y por las cuáles hemos podido pagar consecuencias. Hay estudios científicos que reflejan que personas que han estado en cuarentena son significativamente más propensas a informar de agotamiento, desapego, ansiedad, irritabilidad, insomnio, poca concentración e indecisión, deterioro del desempeño laboral y rechazo al trabajo o consideración de renuncia. ¿Os suena? El bajo estado de ánimo y la irritabilidad destacan por tener una elevada prevalencia es dichos estudios. Incluso dichos efectos pueden darse hasta 4-6 meses después de su “liberación” y presentan conductas de evitación: evitar a las personas que tosen o estornudan, rehuir los lugares cerrados e incluso los espacios públicos , etc.;
La pérdida de la rutina habitual y el contacto social y físico reducido con los demás conllevó con frecuencia aburrimiento, frustración y una sensación de aislamiento del resto del mundo, lo que es angustiante. Añadamos además la incertidumbre económica que existe… .
Fuente: Brooks, S.K., Webster, R.K., Smith, L.E., Woodland, L., Wessely, S., Greenberg, N., Rubin, G.J. (2020). El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirla: revisión rápida de la evidencia. The Lancet, 395, pp. 912-20.
Cómo ha afectado la pandemia a los estados de ánimo.
La pandemia en sus momentos iniciales, no produjo cambios significativos en la personalidad ya que en momentos de crisis, la primera respuesta emocional es adaptativa, reaccionamos de la manera más ‘natural’ posible para hacer frente al estrés de la situación, pero los grandes cambios surgen cuando el ‘peligro’ desaparece y todo vuelve a la normalidad
El covid-19 nos ha vuelto más inestables, menos amables, más propensos al estrés y menos confiados hacia los demás. Esto puede ser debido a que los contextos que son relativamente estables tanto social, como política y económicamente, otorgan cierto marco tranquilizador, puesto que pueden abastecer a su población de ciertas seguridades básicas.
Antes vivíamos en una sociedad en la que fácilmente podíamos imaginar un futuro a 10 años, y ahora todos tenemos presente que la vida puede cambiar de la noche a la mañana, y eso asusta. ¿No creéis?