Ser agradecidos nos hace más felices. Esto no lo decimos solo nosotros, lo dice la ciencia y también la experiencia. Un ejemplo: un estudio realizado por la Universidad Estatal de California en 2012 encontró que aquellos que eran agradecidos fueron más propensos a ser felices que los que eran menos agradecidos. También presentaron menos predisposición a comportamientos de riesgo como el abuso del alcohol y otras drogas, así como problemas o dificultades de conducta en la escuela. Dar valor a lo que nos rodea, ser conscientes de los positivo de nuestra vida y desechar comportamientos materialistas nos hacen más agradecidos. Y eso, se enseña desde la infancia pero siempre estamos a tiempo de aprenderlo. ¿Nos acompañáis? Vamos a analizar qué es la gratitud –más allá de dar las gracias cuando toca–, qué ventajas y beneficios nos aporta y cómo podemos potenciarla en casa.
Una definición de gratitud
¿Cuántas veces damos las gracias a lo largo del día? Seguramente lo hagamos en el trabajo, en una comida en casa, comprando, cuando nos ceden el paso ante una puerta… Pero ese gracias no es sólo una palabra, es una actitud, una filosofía de vida. Un valor primordial y muy interesante que debemos integrar en nuestra vida.
Y es que, si nos preguntamos qué es exactamente la gratitud más allá de dar las gracias, podemos decir que es una actitud y comportamiento que hace que centremos nuestra atención más en el “aquí” y el “ahora” (que tan de moda está y que además se está viendo como muy positivo) y en la valoración positiva que hacemos del momento. Podríamos decir que es entrenar nuestro cerebro para que focalice la atención en el momento presente y de importancia a los aspectos positivos de la situación y del comportamiento de las demás personas.
Por qué fomentar la gratitud desde la infancia
Además de hacernos sentir bien, ¿qué tiene de positivo la gratitud? ¿Cuáles son sus beneficios para nuestra vida?
- Mejora las relaciones sociales y da lugar a relaciones más duraderas. ¿A quién no le gusta estar con una persona agradecida?
- Fomenta el optimismo. Al estar pendiente de lo bueno que tenemos alrededor, lleva a que tengamos una actitud más optimista ya que dirigimos más la atención a aspectos que nos gustan de la vida.
- Potencia la generosidad. Al sentirnos agradecidos tendemos a mostrar más generosidad. Es un bucle positivo de comportamiento.
- Nos lleva a un bienestar emocional. Es un fuerte escudo frente al estrés, hace sentir a la persona más tranquila. Al estar mirando lo bueno que la rodea, evita que las emociones negativas entren tan frecuentemente en la atención.
- Nos produce un bienestar físico. La gratitud ayuda a dormir mejor con lo que físicamente la persona se siente con más energía.
Cómo podemos desarrollarla y potenciarla
Enseñemos a los niños a parar y disfrutar, entrenemos su atención para que ésta se centre en lo que está viviendo en ese momento, en qué aspectos es agradable esa realidad y que se sienta agradecido por disfrutarlos.
- En un momento dado de la comida, cierro los ojos, paro de masticar, saboreo lo agradable del bocado y mentalmente pienso lo afortunado que soy por poder paladear esa comida.
- Cuando voy paseando de la mano de mamá, ella me dice que cierre los ojos y le guiamos para que escuche el canto de los pájaros y le enseñamos lo agradable que es escucharlos y la suerte que tenemos.
- Cuando le doy un baño y el agua está en la temperatura perfecta, le hago consciente de lo agradable de la situación y de la suerte que tiene de sentirla…