Cuando emoción y aprendizaje van de la mano

 

Los avances en neurociencia nos ha permitido tener un mayor y mejor conocimiento de la inteligencia emocional. Por ejemplo, la neurociencia nos ha permitido que entendamos mejor cómo funciona el cerebro de los niños, a que edad es más fácil adquirir según que estrategias y aprendizajes emocionales y cómo aprende mejor cada niño. Sin embargo, no siempre se llega a ese conocimiento y cuando se llega, tampoco es fácil que se le de la importancia que tiene. Aunque somos conscientes de que queda mucho por hacer, estamos en el camino. Os hablamos de ello en el siguiente texto.

¿Cómo se relacionan emociones y aprendizaje?

La neurociencia es el campo de la ciencia que estudia el sistema nervioso y todos sus aspectos –su estructura, función, desarrollo ontogenético y filogenético, bioquímica, farmacología y patología–  y de cómo ellos interactúan, y dan lugar a las bases biológicas de la cognición y la conducta. En las últimas décadas se han producido un buen número de avances en esta ciencia que nos han permitido entender mejor cómo funciona el cerebro y qué papel tienen las emociones en el aprendizaje.

Y es que, gracias a este conocimiento sabemos que el aprendizaje y la emoción están completamente relacionados, que van de la mano, ya que sin emoción no existe el aprendizaje. Esto se traduce en que aprendemos y memorizamos mejor aquello que tiene un impacto emocional para nosotros, pero también funciona al revés: unos niveles de estrés altos pueden alterar la consolidación de la memoria.

Pese a todo lo que sabemos hoy acerca del aprendizaje y su relación con la inteligencia emocional, lo cierto es que no se tiene suficientemente en cuenta. Lo vemos en los centros escolares, donde aunque sí es cierto que hay una mayor sensibilización y conocimiento de esta relación, no siempre se le da a la educación emocional la importancia que tiene con respecto a cómo aprenden los alumnos y alumnas.

De hecho, aunque la ley de Educación recoge que la educación debe ser algo más que aprender unos contenidos –y se empieza a incluir que debe de haber un desarrollo social y afectivo–, en los contenidos curriculares de cada curso aún no se tienen en cuenta el desarrollo cerebral del niño y los contenidos en identificación, expresión y gestión emocional son insuficientes.

La educación emocional cuida la salud mental

La educación emocional no sólo es importante para un mejor aprendizaje, como os contábamos en este post, una buena educación emocional previene enfermedades mentales y protege el bienestar mental.

Por eso es tan importante que esa educación emocional empiece cuanto antes, en la infancia, porque si desde pequeños aprendemos cómo manejar las emociones podremos dominar el estrés, la ansiedad o el miedo cuando se presente en nuestras vidas. Si nos conocemos y nos sentimos seguros de nosotros mismos o sabemos interpretar y afrontar sus problemas ante la pérdida de un trabajo o de un cambio en su vida, podremos superarlo con más recursos, no llevándonos a desarrollar problemas psicológicos.

Desde Crece Bien somos optimistas y creemos que poco a poco, pasito a pasito, llegaremos a hacer de la educación emocional una realidad en todos los ámbitos.

Gema Fuentes, psicóloga de Centros Crece Bien.

 

En Crece Bien somos profesionales con amplia experiencia en inteligencia emocional. Si tienes alguna duda o necesitas alguna recomendación, te animamos a que contactes con nosotros, estaremos encantados de atenderte. Puedes hacerlo en el correo electrónico informacion@crecebien.es o en el teléfono 910002602.