Ser padres o madres no está relacionado sólo con la biología. Alrededor, un sinfín de condicionantes moldean nuestras maternidades y paternidades. Influyen nuestras propias historias familiares, nuestros recursos y hasta el lugar en el que nacemos. Hay una cuestión universal, eso sí, que afecta a todas las familias: padres y madres deben aprender a ser padres y madres cuando llega un hijo o una hija. Nadie llega aquí sabiendo cómo hacerlo. Nuestros hijos e hijas nos ayudan. Y no siempre es fácil. Por eso, en el siguiente texto os contamos cuáles son las dificultades más habituales en el establecimiento de unas relaciones familiares saludables, cuándo es recomendable buscar acompañamiento en el camino y cuál es el papel del psicólogo en este sentido. ¿Preparados?
Las principales dificultades según etapas
Las dificultades a las que se enfrentan las familias son muy variadas y suelen variar según la edad. Las familias con niños y niñas de 1 a 3 años suelen llegar a Crece Bien con dudas y peticiones de ayuda relacionadas con el desarrollo de los niños y las “nuevas” situaciones en casa; también con dificultades para lidiar con las comidas, el descanso o la hora de ir al baño. Sin embargo, las familias con niños de 3 a 5 años nos demandan ayuda y asesoramiento ya en la gestión del enfado y rabietas (por ejemplo cuando el niño no puede jugar más o tiene que marcharse a casa del parque); también con algunos miedos (nocturnos, ir a la escuela, la oscuridad, etc.). En cuanto a las familias con niños y niñas con edades comprendidas entre los 5 y los 8 años demandan ayuda para gestionar la autonomía, ya que las discusiones vienen muchas veces porque no quieren hacer las cosas por sí mismos o lo hacen después de muchas esperas.
Las dificultades a las que se enfrentan las familias son muy variadas y suelen variar según la edad.
En general, podemos decir que los denominadores comunes de los conflictos vienen por la gestión de los comportamientos, las demandas de atención del niño o la niña o cómo poner límites en la familia.
Todos queremos ser los mejores padres y las mejores madres. Sin embargo, hay una gran inseguridad en las familias, que a menudo dudan si lo están haciendo bien o no. Esto les lleva a dudar ante el niño o la niña, lo que conduce a que no sepan muy bien si pueden o no pueden hacerlo y se genere el conflicto.
También influyen mucho en la crianza y la educación las expectativas. Muchas familias creen que sus hijos e hijas deben de saber por naturaleza qué tienen que hacer y, por tanto, tienen que hacerlo. Lamentablemente esto no es así. Educar a los niños y niñas lleva mucho tiempo, se equivocan, aprenden, y estar cerca de ellos corrigiendo ayuda mucho.
Educar a los niños y niñas lleva mucho tiempo, se equivocan, aprenden, y estar cerca de ellos corrigiendo ayuda mucho.
A veces la falta de consenso entre madre y padre hace que los pequeños busquen la fisura y eso también puede dar lugar al conflicto en casa. La falta de comunicación entre los miembros, añadido a la falta de espacio para hablar de los problemas y soluciones para ir mejorando los pequeños conflictos del día día, hace que la situación se agrave. No resolver conflictos cuando son pequeños, termina transformándolo en grandes conflictos.
Cuándo debemos pedir ayuda profesional
Cuando el ambiente en casa es más negativo que positivo proporcionalmente se debe pedir ayuda profesional. Si pasamos juntos 3 horas al día y de ellas 2h 30min son una sucesión de conflictos, sería bueno pedir ayuda. Otras situaciones que nos alertan de que algo no va bien: cuando los miembros de la familia prefieren estar fuera de casa que dentro o cuando el ambiente se transforma en silencio o gritos muy a menudo. Todas estas señales nos alertan de que quizás sea un buen momento para comenzar a mejorar, y un apoyo externo facilita que la mejora sea notoria.
¿Cuál es el papel del psicólogo aquí? Es el profesional que puede dar un espacio para la mejora de la comunicación, empatía, asertividad y resolución de conflictos. Será quien pueda guiar a la familia para la mejora de sus recursos propios, cambiando pequeñas rutinas que se han establecido y que no ayudan y creando entre todos un espacio donde todos quieren estar.
¿Por qué elegir Crece Bien?
Crece Bien es como el gimnasio: entrenas de 17h a 18h, y haces el ejercicio, pero en casa hay que mantener los hábitos saludables para no echar a perder el trabajo realizado. Muchas veces somos ese espacio en el que llegar a nuevos acuerdos, establecer otros sistemas de comunicación, entenderse más y sobre todo establecer compromisos que ayuden en la convivencia.
¿Por qué elegir Crece Bien? Os damos algunas ideas de por qué elegirnos para acompañaros en este camino:
- Porque lo que aprenderán y mejorarán todos los miembros de la familia les ayudará ahora y siempre.
- Trabajamos de manera practica, tanto los hijos e hijas como los adultos, que se sienten eficaces desarrollando recursos personales y familiares.
- Por laorganización que hacemos del trabajo: se adapta a la familia y lo pueden hacer familias de todo el mundo.
- Porque no sólo tratamos “problemas” sino que también ofrecemos programas en los que el objetivo es simplemente mejorar, pasar un tiempo enriquecedor juntos o potenciar lo que ya funciona bien en la familia.
- La experiencia de las familias que han participado es muy positiva. Mas de 500 familias cada año y 14 años de experiencia lo avalan.